Varias clases de antidepresivos pueden ayudar a tratar la depresión actuando sobre las sustancias químicas del cerebro que regulan el estado de ánimo.
La depresión no es igual para todo el mundo: hay diferentes tipos, y las personas experimentan esta enfermedad tratable en diferentes grados de gravedad.
Para algunas personas con depresión, las intervenciones no farmacológicas como la psicoterapia, los cambios en el estilo de vida y los remedios naturales pueden ser suficientes para levantar la nube y mejorar los síntomas.
Pero para muchas otras personas, estas medidas no son suficientes y se necesita la medicación.
Hoy en día hay muchos medicamentos disponibles para combatir la depresión, así que hable con un psiquiatra para saber qué tratamiento puede ser el mejor para usted.
¿Son seguros los antidepresivos?
La mayoría de los antidepresivos son generalmente seguros, pero algunas personas -especialmente los niños, adolescentes y adultos jóvenes menores de 25 años- pueden experimentar un aumento de los pensamientos suicidas, especialmente durante los primeros meses de tratamiento o a medida que la dosis aumenta o disminuye.
Una vez que haya empezado a tomar antidepresivos, no deje de hacerlo sin la ayuda de su médico; si deja la medicación demasiado pronto, la depresión puede volver a aparecer.
Cuando llegue el momento, su médico puede ayudarle a reducir gradualmente su consumo. Aunque los antidepresivos no suelen ser adictivos, su interrupción brusca puede provocar síntomas de abstinencia.
ISRS: los antidepresivos más recetados
Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS, son la clase de antidepresivos más recetados.
Aunque no está claro cómo estos fármacos tratan la depresión, se sabe que impiden la captación de serotonina (un tipo de mensajero químico llamado neurotransmisor) en las células.
Estos son los ISRS actualmente aprobados por la FDA para tratar la depresión:
- Citalopram (Celexa)
- Escitalopram (Lexapro)
- Fluoxetina (Prozac, Sarafem, Symbyax)
- Fluvoxamina (Luvox)
- Paroxetina (Paxil, Pexeva)
- Sertralina (Zoloft)
- Viibryd (clorhidrato de vilazodona)
Los efectos secundarios más comunes de los ISRS incluyen:
- Náuseas y vómitos
- Aumento de peso
- Diarrea
- Somnolencia
- Problemas sexuales
IRSN: Actúan bloqueando dos sustancias químicas del cerebro
Otra clase de antidepresivos, los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), bloquean la recaptación de los neurotransmisores serotonina y norepinefrina, haciéndolos más accesibles al cerebro.
Los IRSN más utilizados son:
- Cymbalta (duloxetina)
- Effexor XR (venlafaxina)
- Fetzima (levomilnacipran)
- Pristiq (desvenlafaxina)
Los efectos secundarios más comunes pueden ser:
- Náuseas
- Boca seca
- Mareos
- Dolores de cabeza
- Sudoración excesiva
Los posibles efectos secundarios pueden ser
- Fatiga
- Estreñimiento
- Insomnio
- Disfunción sexual
- Pérdida de apetito
Antidepresivos cíclicos: propensos a causar efectos secundarios
Los antidepresivos tricíclicos y tetracíclicos son fármacos más antiguos que actúan bloqueando la reabsorción de serotonina y norepinefrina por un mecanismo diferente al de los IRSN.
Estos fármacos no se utilizan mucho hoy en día porque pueden provocar una serie de efectos secundarios, algunos de los cuales pueden ser graves, como desorientación o confusión, pero a veces se recetan cuando otros antidepresivos no funcionan.
Algunos ejemplos de tricíclicos son:
- Asendin (amoxapina)
- Amitriptyline
- Aventyl, Pamelor (nortriptilina)
- Norpramin (desipramina)
- Sinequan, Silenor (doxepina)
- Tofranil (imipramina)
- Vivactil (protriptilina)
- La FDA también ha aprobado el tetracíclico Ludiomil (maprotilina).
Algunos efectos secundarios potenciales comunes de los cíclicos incluyen:
- Somnolencia
- Visión borrosa
- Estreñimiento
- Boca seca
- Disminución de la presión arterial que puede causar mareos al pasar de estar sentado a estar de pie
- Retención de orina
IMAO: los antidepresivos más antiguos
Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), la clase más antigua de antidepresivos, actúan bloqueando la enzima monoaminooxidasa, que descompone varios neurotransmisores del cerebro, como la serotonina, la norepinefrina y la dopamina.
Algunos ejemplos de IMAO son:
- Emsam (selegilina), un parche cutáneo que puede causar menos efectos secundarios que los IMAO tomados por vía oral.
- Marplan (isocarboxazida)
- Nardil (fenelzina)
- Parnate (sulfato de tranilcipromina)
Aunque los IMAO pueden ayudar a veces a las personas que no responden a otros antidepresivos, hoy en día no se utilizan de forma generalizada debido a sus posibles efectos secundarios e interacciones con algunos alimentos y bebidas, así como con otros medicamentos.
Por ejemplo, para las personas que toman inhibidores de la monoaminooxidasa, la ingesta de grandes cantidades del compuesto tiramina (que se encuentra en los quesos curados, el chucrut, los embutidos, la cerveza de barril y los productos de soja fermentados, como el miso) podría provocar una presión arterial peligrosamente alta.
También pueden producirse reacciones graves si se toma un IMAO con varios medicamentos, entre ellos
- Otros antidepresivos recetados
- Analgésicos recetados
- Medicamentos para el resfriado y la alergia
- Suplementos de hierbas
En raras ocasiones, los IMAO y otros fármacos que contienen serotonina pueden provocar una afección potencialmente mortal denominada síndrome de la serotonina.
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